Microrelatos

Consejos

Tienes que coger un diccionario y buscar palabras bonitas. Palabras que te sugieran situaciones positivas. Y cuando tengas muchas escribes un libro que se titule “Los mundos de Yupi” o las “gafas rosas de la felicidad” o “nunca es tarde si la dicha es buena”…

¡Ah!, que ya se ha inventado eso… Pues no escribas nada. Escóndete en tu casa, cierra los ojos, apaga las luces, baja las persianas, tápate con una manta, acurrúcate en posición fetal y llora unas dos horas seguidas.

También tienes la opción de comerte una caja de  galletas de chocolate mientras  ves 4 películas seguidas. Cuanto más dramáticas mejor, pero sirve cualquiera: “la vida es bella”, “One million baby”, “El padrino” “Salvar al soldado Ryan”, “el pianista”, “Titanic”, “Los miserables”…

Bueno, si no quieres ganar peso está la posibilidad de pasarte una semana a base de zumo de limón con apio, cebolla, pimiento, ajos y zanahorias y pollo a la plancha. Puedes comer todo lo que te apetezca, pero sólo de estos ingredientes, sin límite. 8 kilos de pollo y 4 litros de zumo, si te quedas con hambre.

¡Joder!, ¡No te vayas! Te lo tomas todo muy a pecho. Si no quieres escuchar buenos consejos de una amiga pide hora con un psiquiatra, ¡O vete a la playa! ¡A mí qué me cuentas!

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Tentación

Tenía ganas de escribirle una carta. También sentía la necesidad de comunicarse con ella por teléfono. Incluso se hubiera conformado con una conexión rápida por chat para decirle 4 frases cargadas de optimismo. Pero la verdad  era que tenía ganas de verla de cerca y hablarle personalmente mirando sus ojos infinitos radiantes de luz.

En realidad, si llegaba a tenerla delante no pensaba ni siquiera en hablar. Le daría dos besos en las mejillas sonrosadas poniendo una mano con suavidad en su nuca y la otra en la espalda  en un gesto de ternura.

Lo más probable es que sus cuerpos se unieran en un cálido y largo abrazo de consuelo.

Seguramente se quedarían sin habla leyendo en sus rostros aquello que no necesita palabras para existir.

Pero con tan solo imaginase la escena empezó a sentir  temor al rechazo,  pavor a lo desconocido, pánico escénico, espanto al ridículo, alarma al repudio, susto raro, sobresalto ignoto, recelo al qué dirán, aprensión ignota, desconfianza cautelosa, canguelo suspicaz, turbación exacerbada, sorpresa pasmosa, asombro consternado, desasosiego frenético y  cobardía asombrosa.

Por eso, en un arrebato retraimiento inesperado,  ignoró sus deseos, siguió trabajando como si el tiempo no existiera y se quedó atrapado dentro de su coraza esquizofrénica  llena de  miedo y  de violencia contenida.

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